Saá, Hipólito
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Alguna de sus obras |
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Nació en San Luis el 26 de Julio de 1939. Sus padres eran Juan Sáa y Celmira Barroso Rodríguez.
Ha desarrollado una intensa actividad cultural y docente como abogado, magistrado judicial y profesor de enseñanza secundaria y universitaria.
Es miembro activo de distintas entidades culturales tales como: la Junta de Historia de San Luis; el Instituto de Organización Nacional, con sede en Buenos Aires; la Asociación Sanmartiniana y la Sociedad Argentina de Escritores (Filial San Luis) de su ciudad natal.
Su labor literaria se ha desarrollado paralelamente a su intensa actividad de investigador histórico. Entre sus publicaciones se destacan: "San Luis y los sucesos de San Juan de 1860-61"; "San Luis y la batalla de Pavón"; "San Luis y la insurrección de 1862"; "San Luis y la Emancipación Sudamericana"; "Romance de la muerte de Pringles"; "Un solo nombre: Feliciano Ayala"; "Canto a la fundación de San Luis".
Romance de la muerte de pringles
La muerte lo sigue a Pringles
en su última patriada;
treinta y cinco años apenas
y la vida se le escapa,
en esa tarde de marzo
como una vaga esperanza.
Lo acosan sus adversarios
y la sed, cabalga
por un desierto paraje
de la llanura puntana;
la pampa del Alto Grande,
del Lince a poca distancia.
Allí se va retrasando;
el cansancio es otra bala
como ésa que lo persigue
en la infausta retirada;
y ante el sacrificio inútil
de unos pocos camaradas
que lo acompañan, ˇNo duda!
ˇTanta ilusión destrozada!
Les ordena que prosigan
y al menos éstos se salvan,
mientras Juan Pascual se queda
sin la menor esperanza.
Desmonta serenamente
y su sable desenvaina,
vertical sobre sí mismo
es de fábula su estampa,
donde su coraje insigne
con modestia contrasta.
Sus contendientes son muchos,
fácil lo advierte a distancia,
y presintiendo su sino
medita con honda calma.
ˇQué inescrutable designio!
ˇQué ironía más amarga!
Sus actuales adversarios
quienes, seguro lo matan,
no tienen otra bandera
no poseen otra patria
y debe haber, entre ellos,
tal vez viejos camaradas
de Junín o de Ayacucho
o de Moquegüa o Torata,
quizás combatieron juntos
por la causa americana
en la mayor de las gestas,
la gesta sanmartiniana ...
ˇY el diecinueve de marzo
del treinta y uno lo matan!
Ya se acerca la partida,
es un hecho que lo atrapan,
en ese instante preciso,
piensa en su vida pasada,
en su infancia tan distante,
en su adolescencia sana,
en sus sueños inconclusos,
y en su larga militancia;
piensa en el día famoso
que se alistara en Las Chacras
y desde entonces, doce años,
de estar velando las armas
por esta tierra que siente
en su mismísima entraña.
ˇQué lástima que la muerte
no lo encontrara en las playas
de Pescadores, el día
de su hazaña extraordinaria!
o en el Perú decisivo
o en la pampa ecuatoriana
o en el Brasil, combatiendo
por la libertad del Plata,
vencedor y con la gloria
en la punta de su espada!
Y así morir como un mártir
de la epopeya cristiana
y en vez de caer vencido
y en esta tierra que ama!
ˇQué pena más infinita
debió sacudir su alma,
mientras El Lince, divisa
y su existencia repasa!
Cuando la partida llega,
uno, su sable reclama:
"ˇSe lo he de dar a su Jefe!"
exclama Pringles y estalla
un estampido en la tarde.
ˇA Pringles muerde una bala!
Rompiendo al caer su sable,
su sable de tanta fama!
Luego lo llevan herido
en un catre de campaña
y en aquel páramo yermo,
"El Chañaral de las Ánimas"
muere, lo mismo que Cristo,
clamando, también, por agua.
Cuando se entera Facundo
de aquel magnicidio, brama,
diciéndole al responsable:
"ˇSi no te mato, canalla,
es por no manchar el cuerpo
del héroe de cien batallas!"
ˇVaya a saber en qué cosas
el caudillo meditara!
Quizás en las consecuencias
de esa guerra desdichada
y en aquellos tiempos, añora,
en que a todos hermanaba
la Bandera de los Andes,
un solo ideal y una causa,
pues largas horas contempla
a Pringles, cuya mortaja
es el poncho que, piadoso,
entonces le colocara ...
Y en el desolado sitio
junto a un caldén que señala
su sepultura, lo velan,
a Pringles, bravías lanzas,
la soledad y el silencio,
los chañares y los talas.
Allá ... tras el horizonte
Lo está llorando la Patria.